Taxis en Cajas Negras

Son las 12 del día, después de una mañana productiva tras el volante de su taxi, Andrés (cuyo nombre ha sido cambiado) se encuentra desayunando en su casa junto a su esposa, quien fue la primera en ver cómo el vehículo arrancó con un conductor desconocido en su interior.

Ya habiendo sido víctima de un caso similar meses atrás, su primer movimiento fue marcar al 911 para informar sobre el robo de su vehículo. Agentes policiacos llegan minutos después a tomar sus datos y los de su vehículo para posteriormente dirigirlo al Ministerio Público a levantar la denuncia de manera formal para poder darle seguimiento. No pasaron ni tres horas cuando la pareja, regresando de hacer su despensa, identificó al taxi de Andrés estacionado en la 105 Poniente.

Y así da inicio la persecución de la pareja, en su auto particular, detrás del taxi alrededor de la Colonia Popular. Mientras Andrés conduce, su esposa llama al 911, las patrullas se hacen presentes después de rastrear el celular de ella, y tras un par de vueltas, las patrullas encuentran el auto abandonado y en buen estado. Debido a los protocolos legales no se le permitió tomar de forma inmediata posesión de su vehículo. Andrés lo entendía, pero no se imaginaba que sería el inicio de una semana innecesariamente larga y un procedimiento tedioso.

Cuarto lugar en robos

Según los datos de incidencia delictiva proporcionados por la Fiscalía General del Estado de Puebla, entre enero y octubre del 2023 se ha registrado un total de 1,940 robos de vehículos de cuatro ruedas, de los cuales 636 han sido violentos. Sin embargo, los datos de los particulares difieren de los de gobierno, marcando aún más casos.

De acuerdo al reporte presentado por la Asociación Mexicana de Instituciones de Seguros (AMIS) en el primer semestre de 2023, Puebla se sitúa como en el cuarto lugar con un total de 3,515 unidades, lo que representa un incremento del 28.7% con respecto al 2022. Cabe mencionar que Norma Alicia Rosas, directora ejecutiva de AMIS comenta que dicha cifra representa 1 de cada 3 vehículos que circulan en el país, y que los datos sobre robo solo reflejan los datos de aquellos que cuentan con seguro para auto y que la cifra da un promedio de 9.6 unidades robadas al día en el Estado de Puebla.

Hay que destacar que, pese a las altas cifras de robos de autos en Puebla, los robos a unidades tipo taxi son mucho menores en comparación, e incluso se ha notado una reducción en este año entre el periodo de enero a junio, según la información solicitada a través de la Plataforma Nacional de Transparencia con folio 210421523001268, con 16 denuncias de robo de vehículos tipo taxi; en comparación, durante el mismo periodo en el año 2022 hubo 38 denuncias, 17 en 2021, y 61 en 2020.

La intervención de seguros

Según el artículo 23 de la Ley de Transporte del Estado de Puebla, los vehículos de servicio de transporte, como los taxis, deben contar de manera obligatoria con un seguro con vigencia anual que cubra daños a terceros y responsabilidad civil del pasajero. La cobertura mínima se encarga de auxiliar al conductor en caso de daños a terceros, desde peatones y otros autos hasta la infraestructura. Además de esto, para los taxis es necesario que el seguro cuente con cobertura para los pasajeros.

Ignacio López Flores, corredor de seguros, señala que no muchas aseguradoras ofrecen seguros a vehículos tipo taxis debido a que “presentan mayor riesgo por su uso no normal”, ya que “siempre están en uso”, no solo unos minutos u horas al día. Este riesgo es lo que hace que muchos seguros no ofrezcan cobertura para vehículos tipo taxi, pero entre los que sí lo ofrecen, Banorte es una de las empresas predominantes entre el gremio de taxistas por su facilidad de pago. Otras aseguradoras bastante populares por las características que ofrecen son GNP Seguros, con una cobertura bastante completa y la posibilidad de agregar coberturas adicionales; Seguros Afirme, especializada en ofrecer pólizas para transportes privados, como los taxis, con cobertura de protección para pasajeros, conductores y vehículo; y Quálitas Compañía de Seguros, que ofrece precios personalizados según las características del vehículo que van desde 2,000 hasta 4,500.

La recomendación de Ignacio López para este tipo de vehículos es buscar al menos la cobertura limitada, pues en la mayoría de los casos esta incluye el robo del vehículo, y si se paga la cobertura amplia cubre también el robo de autopartes.

La caja negra de los depósitos

En un principio Andrés no tuvo ninguna queja para seguir el procedimiento como lo marca la Fiscalía, incluso si no sentía que hubiera necesidad de que su auto permaneciera retenido por tantos días. Pero el procedimiento lo dejó mal parado al afectar a su economía y su moral, “si me vuelve a pasar ya que se les quede, es muy tedioso”.

En el Registro Público Vehicular (REPUVE) están los pasos a seguir para reportar y posteriormente recuperar un vehículo robado, sin embargo, no se involucra en el procedimiento legal. Una vez confirmado que el vehículo ha sido robado se le debe avisar al seguro, en caso de contar con cobertura limitada o amplia es posible que le proporcionen al conductor un abogado que les apoye con los siguientes pasos, que son el levantar la denuncia y esperar a que se encuentre el auto.

Cuando se le preguntó a Ignacio López sobre la intervención de las aseguradoras en estos casos mencionó que “se avisa y la aseguradora en ese momento determina si es necesaria la presencia de un abogado o no, hay veces que nada más necesitas un ajustador y se acabó”. Igualmente menciona que no siempre se avisa sobre el apoyo legal a los conductores, pero se ofrece si se considera necesario en el momento o si el procedimiento de recuperación se extiende demasiado.

En la página de la Fiscalía del Estado menciona los documentos que se deben llevar al Ministerio Público para acreditar la propiedad del auto; el siguiente paso es acudir a la Unidad de Investigación correspondiente, en la página no lo menciona, pero el propio Ministerio dirá a dónde se debe acudir; luego se requiere del Oficio de liberación del Ministerio Público y con él ya se puede ir al depósito vehicular a hacer los pagos pertinentes y recuperar su automóvil.

A pesar de lo simple que se lee en las páginas de gobierno, la realidad es que el proceso puede ser bastante más tedioso, como cuenta Andrés, quien por ocho días tuvo que visitar a la Fiscalía del Cereso (Centro de Reinserción Social) por una o dos horas para recibir documentos que debía llevar a firmar a otras Fiscalías o a Finanzas antes de poder ir por el Oficio de liberación hasta la Fiscalía de Cuautlancingo. Para él fue una perdida tanto de tiempo como de dinero, pues apenas avanzaban un documento al día sin importar qué tan temprano regresara con las firmas necesarias, y de no ser por su auto particular, sus gastos de transporte habrían hecho aún mayor su pérdida de alrededor de $10,000 pesos de la semana en que no pudo trabajar.

“Esto es un robo, me robaron el auto y me roban ustedes”, son las palabras con que Andrés recuerda la travesía ‘misteriosa’ de su taxi entre los depósitos vehiculares. Para hacer el peritaje tras la recuperación del taxi por parte de las autoridades se llevaron el vehículo a Rancho Colorado; a partir del segundo día se movió a uno de los depósitos del CERESO, donde debió permanecer hasta el final. Pero el día 10 de agosto, un día antes de su liberación, el auto fue remolcado nuevamente esta vez hasta el depósito de San Martin Texmelucan, movimiento que nunca tuvo justificación. “Se hicieron los que no sabían quién se lo llevó”, solo daban respuestas ambiguas como que lo movieron para ‘asegurarlo’, pero tardaron tres horas en encontrarlo, y estaba hasta otro municipio.

Hablando con Roberto Ortega Rivera, trabajador de uno de los depósitos vehiculares particulares de la zona del Cereso, comentó que, después de que se hace el registro en Rancho Colorado, y se mueve al depósito correspondiente ya no existe ninguna razón para que se cambie de corralón al auto. Las únicas razones por las que sería posible hacer este movimiento es si ya no hay capacidad en el depósito (en cuyo caso se moverían los autos que llevan más tiempo, como los de dos años) o por orden judicial.

Ortega cuenta que si un auto se encuentra en un depósito de vehículos, gracias al registro que llevan es posible hallarlo mientras se encuentre en alguno de la zona, pero si aún así no se encuentra, los mismos trabajadores pueden orientar al conductor a la zona correcta siempre que se conozca al menos qué grúa se llevó el auto, pues cada grúa tiene una zona asignada, y ya que cobran después de que el dueño del vehículo pague los servicios de grúa, todos los movimientos que se hagan a un automóvil siempre serán con la misma grúa de inicio a fin.

En total se hacen dos cobros por los servicios de grúa, que es el que va del lugar del percance hacia el sector donde se hace el peritaje, y el segundo es del sector al corralón, donde se vuelve a hacer un registro del estado en que llegó el auto; los precios que se cobran para liberar un auto se basan en los publicados por la Secretaría de Movilidad y Transporte, los encargados de manejar este dinero son los trabajadores de los depósitos, que pueden ser de gobierno o particulares (concesionados).

Cuando Andrés llegó por su taxi este ya no contaba con la batería, y la tarifa era completamente desproporcionada debido al tercer movimiento irregular de su vehículo a otro municipio, sumando un total de $30,000 pesos.

La tarifa por parte del depósito vehicular no debió exceder los $600 pesos por nueve días, por lo que los otros $29,400 pesos debieron ser por el transporte de más de 46 kilómetros, una distancia que no se debió cobrar cuando el transporte según el protocolo de las grúas es de máximo dos corralones, en este caso de la Colonia Popular a Rancho Colorado, y de Rancho Colorado al Cereso, además de que los movimientos deben hacerse por parte de la misma grúa y cada grúa tiene una zona designada a donde puede llegar a depositar los vehículos.

Es cierto que el caso de Andrés, comparado con otros asaltos vehiculares, fue muy rápido, desde la recuperación hasta la liberación de su auto. Pero no por esto se debe ignorar las irregularidades ocurridas en dicho proceso, destacando principalmente el ‘misterioso’ movimiento de su vehículo a un depósito en otro municipio.

Mientras que no se puede evadir los tediosos procesos legales para la recuperación del vehículo, sí se puede señalar ante las autoridades cuando este tipo de perjuicios ocurren durante los procesos de recuperación, cuando el conductor puede ver su auto en perfecto estado pero es entregado con autopartes faltantes, cuando se hacen movimientos injustificados de automóviles en los depósitos que solo inflan más los precios, o cuando por cuestiones personales un conductor prefiere pagar el seguro de daños a terceros y responsabilidad civil en vez de uno de cobertura limitada o amplia.